Desde hace años, la selección de personal, se ha centrado en
la selección de candidatos proactivos, empáticos, optimistas, flexibles,
polivalentes, con capacidad de adaptación al cambio…, pero:
·
¿se han adaptado las universidades y escuelas a estos nuevos
requerimientos?
·
¿qué ocurre si contratamos un candidato de estas características
en un equipo reactivo o en una empresa burocrática?
·
¿se puede medir la flexiblidad o el optimismo del
personal o es cuestión de feeling?
Una vez realizada la selección, es el mando (sobre todo
intermedio), el que tiene el papel de motor del cambio y
desarrollador de habilidades de sus equipos.
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Identificando miedos y frenos ¿existe libertad de acción? ¿se
escuchan las propuestas? ¿se valoran? ¿se implementan?
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Estableciendo responsables de tareas, de forma madura y sin
paternalismos
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Fijando objetivos a conseguir a corto y medio plazo
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Realizando seguimiento de las tareas
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Dedicando tiempo al feedback, al desarrollo y al establecimiento de
planes de mejora
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Favoreciendo la comunicación y la confianza
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Estableciendo normas claras
El desarrollo de habilidades en una carrera de fondo, en la que
avanzaremos observando buenas prácticas, leyendo, mediante coaching y el
feedback de los que nos rodean.
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